A mi abuela no la recuerdo tricontando, ni haciendo ganchillo. La recuerdo paseando la azadilla y el rastrillo por el salón, entregada a sus cultivos domésticos. Su pequeña casita reunía vegetales que tapizaban el suelo y empapelaban las paredes con flores y pequeños esquejes. Me gustaba visitarla porque la cocina no olía a fritos, sino a jazmines y rosas. Cada estancia asumía sus tallos y raíces. Por ejemplo, el cuarto de baño, pequeño como un invernadero de balcón, tenía en el centro una taza llena de hojitas que te hacía dudar de la seguridad de tus posaderas. Tirar de la cadena me divertía, porque me sentía como Tarzán en la selva, agarrado a la liana que colgaba de la cisterna, rebotando una y otra vez en un espejo lleno de musgos. Siempre fue así la abuela, su casa. Mi madre dice que ella creció entre potos, dalias y algún que otro cactus cuando la abuela se enfadaba, pero que no ha heredado esa manía suya por la jardinería, ni esa fijación por podarse las uñas y untarse abono en los talones. El día del entierro aún le crecían geranios en las plantas de los pies.
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Ángeles Sánchez Portero
( Zaragoza, España)
Guardaré este micro en mi mente, Ángeles: a ver si germina!!!
ResponderEliminarA ti las letras te germinan de maravilla Patricia,
Eliminarun abrazo enredadera
Magnífica abuela la de tu relato, siempre sembrando, siempre creciendo.
ResponderEliminarEso mismo Esperanza, siempre creciendo hasta final de los finales o el principio de los principios.
EliminarAbrazos
¡Precioso! mis felicitaciones.
ResponderEliminarGracias Edith, abrazos
EliminarUn relato lleno de vida... Un soplo que huele bien.
ResponderEliminarFantasía que germina en los recuerdos (o viceversa).
Me gusta!
La memoria es una gran maceta donde crecen, sobretodo, los recuerdos, tú lo has dicho Petra,
EliminarAbrazos
ResponderEliminarUna abuela muy especial, de esas que nunca se olvidan. Me ha encantado tu soplo ¡Felicitaciones! Cariños, Mariángeles
Gracias tocaya!
EliminarMe gusta mucho este universo vegetal, muy bien hilado y cultivado este micro.
ResponderEliminarUn abrazo enramado
Gracias Ana,
Eliminarabrazos vegetarianos :-)
Esta abuela debe tener algún parentesco con mi Jardinera, aquella que plantaba por todas partes y llegó hasta el...
ResponderEliminarUn abrazo, Ángeles.
Umm no sé, no conozco a tu jardinera, pero nunca es tarde para que las presentemos,
Eliminarabrazos con muchas flores Miguelángel
Fascinado con tu poesía... Muy grande :-)
ResponderEliminarEs precioso tu soplo,Angeles...Las abuelas y sus colecciones de plantas, ese olor a rosas y jazmines, no se olvida jamás...
ResponderEliminarBesicos
Llegué antes por tu blog, allá te comenté.
ResponderEliminarYa que nadie ha hecho la gracia fácil, me veo obligado a decirlo: te salió un micro muy verde ;-)
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