domingo, 23 de junio de 2013

El maldito viaje de Soledad

Era de esperar. Con el chute viajabas. Corrías mundos que nunca hubieses podido alcanzar siquiera en una vida larga. "Me voy a desintoxicar", prometías una y otra vez, aunque sin éxito. El mono era imposible de soportar. No tuviste bastante con la muerte de tus otros dos hermanos, Fernando y Hortensio. Querías más y más. Ya te dije que tenias que vivir el tiempo concentrado, no frenéticamente como lo estabas haciendo. Uno elige: o vives dosificando los momentos, o no te pueden durar mucho. Te moriste. Los que estamos aquí lo sabemos bien. Sobre todo tu padre y tu madre, que se fueron a vivir lejos, sin querer saber nada de nadie. Tus hermanos, Paco y Domingo, también sufren la pérdida de su única hermana. Tu padre se ha comprado una escopeta para pegar tiros, aunque la que me sorprende es tu madre, que no toma ninguna pastilla para dormir. Poco a poco se van acercando al pueblo. La casa ahora la tienen a tres kilómetros. La última vez que te vi estabas con los efectos de las anfetaminas, con la cara muy hinchada, esa casa estaba a unos veinte kilómetros del pueblo, sin agua ni luz. Tus padres empezaron a criar cerdos después de vosotros muertos. Tu padre se fue de la Seat, y con el finiquito te pagaron una granja de las que desintoxican, pero te moriste igual. Dice tu padre que se acuerda todos los días de mí, yo le creo, es mi tío. La última vez que lo vi estaba llorando, pero él me dijo que había cogido un resfriado fuerte. El pobre casi ya no ve, no me extraña, no querrá ver toda la miseria que se ha amontonado sobre su desdichada vida. Yo lo cogí de las manos, y lo abracé. Será porque eras su única hija que se acuerda de que ha perdido sus orígenes, primero a su abuela Emiliana, y luego a su madre y ahora a ti. Quizá le sirva de consuelo su nieta, Aroa, y esa gran mujer que tiene a su lado. Siempre fueron los tíos de San Blas, el Bautista y la Juliana, que al igual que tantos padres nada pudieron hacer por esas malditas jeringuillas heroinómanas.

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Nombre: Emily Lázaro Camarero
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País: España

2 comentarios:

  1. Benditas drogas que han dado puerta a este cuento tan bueno. Sí que corrió mundos que nunca hubiera imaginado.

    Genial!!! :-)

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    1. Bendito tú, por tan generoso elogio. Gracias, Joseluis

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