domingo, 23 de junio de 2013

Sus labores


A mi abuela no la recuerdo tricontando, ni haciendo ganchillo. La recuerdo paseando la azadilla y el rastrillo por el salón, entregada a sus cultivos domésticos. Su pequeña casita reunía vegetales que tapizaban el suelo y empapelaban las paredes con flores y pequeños esquejes. Me gustaba visitarla porque la cocina no olía a fritos, sino a jazmines y rosas. Cada estancia asumía sus tallos y raíces. Por ejemplo, el cuarto de baño, pequeño como un invernadero de balcón, tenía en el centro una taza llena de hojitas que te hacía dudar de la seguridad de tus posaderas. Tirar de la cadena me divertía, porque me sentía como Tarzán en la selva, agarrado a la liana que colgaba de la cisterna, rebotando una y otra vez en un espejo lleno de musgos. Siempre fue así la abuela, su casa. Mi madre dice que ella creció entre potos, dalias y algún que otro cactus cuando la abuela se enfadaba, pero que no ha heredado esa manía suya por la jardinería, ni esa fijación por podarse las uñas y untarse abono en los talones. El día del entierro aún le crecían geranios en las plantas de los pies.

******************************************************
Ángeles Sánchez Portero 
( Zaragoza, España)

18 comentarios:

  1. Guardaré este micro en mi mente, Ángeles: a ver si germina!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A ti las letras te germinan de maravilla Patricia,

      un abrazo enredadera

      Eliminar
  2. Magnífica abuela la de tu relato, siempre sembrando, siempre creciendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso mismo Esperanza, siempre creciendo hasta final de los finales o el principio de los principios.

      Abrazos

      Eliminar
  3. Un relato lleno de vida... Un soplo que huele bien.
    Fantasía que germina en los recuerdos (o viceversa).
    Me gusta!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La memoria es una gran maceta donde crecen, sobretodo, los recuerdos, tú lo has dicho Petra,

      Abrazos

      Eliminar
  4. Mariángeles Abelli Bonardi24 de junio de 2013, 0:15


    Una abuela muy especial, de esas que nunca se olvidan. Me ha encantado tu soplo ¡Felicitaciones! Cariños, Mariángeles

    ResponderEliminar
  5. Me gusta mucho este universo vegetal, muy bien hilado y cultivado este micro.
    Un abrazo enramado

    ResponderEliminar
  6. Esta abuela debe tener algún parentesco con mi Jardinera, aquella que plantaba por todas partes y llegó hasta el...
    Un abrazo, Ángeles.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Umm no sé, no conozco a tu jardinera, pero nunca es tarde para que las presentemos,
      abrazos con muchas flores Miguelángel

      Eliminar
  7. Fascinado con tu poesía... Muy grande :-)

    ResponderEliminar
  8. Es precioso tu soplo,Angeles...Las abuelas y sus colecciones de plantas, ese olor a rosas y jazmines, no se olvida jamás...

    Besicos

    ResponderEliminar
  9. Llegué antes por tu blog, allá te comenté.

    ResponderEliminar
  10. Ya que nadie ha hecho la gracia fácil, me veo obligado a decirlo: te salió un micro muy verde ;-)

    ResponderEliminar