Salgo al balcón y veo a mi padre acodado en la barandilla, fumando. Sus ojos se encuentran más allá del paisaje que tiene enfrente. Quizás en los recuerdos. Yo también he estado buscando recuerdos. Recuerdos y sentimientos. Pero sobre todo palabras. Palabras que definan contornos. Había creído encontrarlas mientras venía hacia aquí: todo parece más fácil cuando está a la espera de cristalizar. Y sin embargo, cuando me decido a hablarle solo consigo pedirle un cigarrillo. Yo, que llevo casi cinco años sin fumar. A mi padre, que me acaba de llamar para decirme que le han diagnosticado cáncer de pulmón.
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Nombre: Iván Teruel
Alias: Juez Glanton
Sitio web: La tijera de Lish
País: España
Qué dureza triste. Para faltarte palabras, qué bien lo has dicho!
ResponderEliminarQué frío, Iván. Qué frío tan bien dicho.
ResponderEliminarun relato duro. Tan bien dicho parece que le quita hierro.
ResponderEliminarDuro y bello.
ResponderEliminarBesos de vendaval
Tanto pensar y sale justo lo que no hay que decir, lo que queremos obviar porque justamente es lo que más duele.
ResponderEliminarUn abrazo.
Suena tan real que parece cierto.
ResponderEliminarSe queda una sin palabras....
ResponderEliminarBesicos muchos.
Un gesto que dice mucho... cuando las palabras se hacen pequeñas, huecas, desaparecen. Un micro duro, muy bien llevado.
ResponderEliminarUn abrazo, Iván.
Bien contando, no sobran ni las palabras ni el cigarrillo, serán otros los amaneceres. Qué más da.
ResponderEliminarBeiscos, amigo.
qué buen mini, ¿por qué les cuesta tanto la comunicación a algunos padres e hijos? Doloroso que tengan que compartir el cigarrillo para acercarse. Rituales que reemplazan palabras. Felicitaciones Iván.
ResponderEliminarDe los micros que da gusto leer.
ResponderEliminarGracias, Iván
Triste escena, Iván. Hay veces en que las palabras no salen y ciertos gestos nos acercan más a las personas. Un gran micro para el vendaval
ResponderEliminarBesos
Guaaau!, me pusiste los pelos de punta.
ResponderEliminarFelicidades. Me encantó.
Un abrazo.
La complicidad de pedir un cigarrillo une. Además, si ésa era la causa de su reunión, tiene lógica que continúe así.
ResponderEliminarSaludotes desnicotinados
Este es de los relatos que terminas y empiezas otra vez para disfrutarlo del todo. Pedirle un cigarrillo era lo más cerca que podía estar, pese a todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Una atmósfera tan bien narrada y esa pregunta del título que el silencio entre padre e hijo se encarga de responder.
ResponderEliminarUn cuentazo, Iván.
Saludos van
San Montelpare
Parece mentira, pero a veces uno no sabe querer improvisando. Qué maravilla, Iván, cómo lo cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fantàstico, he visto la escena y me ha sacudido su dureza.
ResponderEliminarAbrazo admirado .
Te va llevando, te va llevando y cuando llegas te da un pescozón en el alma, tragas saliva y los ves juntos fumando en silencio. Excelente.
ResponderEliminarSaludos.
Decir lo terrible con belleza también es un vicio. Muy buen micro.
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