Mientras rellena las perdices con ceras azules, imagina como sería la vida si logra que su plan funcione. Antes de servirle, lava el delatador color lapislázuli de entre las uñas y espera. Espera a que el príncipe termine todo plato y se convierta en lo que alguna vez le prometieron, pero tras unos minutos, lo único que consigue es que de él salga un fuerte olor a mar.
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Nombre: Érika González
Alias: La Rueca de Aurora
Sitio web: La Rueca de Aurora
País: España
Precioso soplo de color de mar...
ResponderEliminarComo ya sabes a mi el mar me encanta, siempre bien servido y por la orilla con mucha, mucha arena.
Besicos
ResponderEliminarHola, Ruequita. Me encantó la primorosidad, ingenuidad y esperanza con la que quien supongo una soñadora princesa va rellenando las perdices (y supongo que las "ceras" son lo que aquí llamamos crayones). Tremenda desilusión, pobrecita, que le haya salido un "pescado" que ni a ranita llega, jaja. Me ha sido muy grato leerte, cariños, Mariángeles
Bueno, ya está más cerca de lograrlo.
ResponderEliminarMe gusta mucho. La idea es muy buena y el final lo ventilas de lujo
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